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Esperar es EL TRABAJO
Hace unas semanas, escuché el sermón más asombroso de uno de mis maestros bíblicos favoritos, Steve Bezner, de la iglesia Houston Northwest. En una serie de sermones sobre los frutos del espíritu, esta mañana predicó sobre la Paciencia. Quería compartir contigo algunos de los puntos más destacados, ya que no sólo es aplicable a todas nuestras vidas, sino que estaba pensando especialmente en nuestras “familias que esperan” mientras recorren el duro camino de esperar a que el Señor les traiga los hijos que tiene para ellos. Porque esperar ES el trabajo…
En nuestra cultura occidental en particular, “esperar” algo tiene una connotación negativa. Para la mayoría de nosotros, la “espera” se considera un proceso transaccional: el medio para alcanzar un fin o un resultado deseado. Pero las Escrituras dejan claro que la espera y la paciencia son el designio de Dios para realizar Sus propósitos en nuestras vidas. En la espera es donde Dios actúa. Puede que no seamos capaces de verlo, pero Él está trabajando silenciosamente entre bastidores para nuestro bien y para Su gloria. Nos está refinando, cambiando nuestros corazones, dándonos una nueva perspectiva. Nos está moldeando y dando forma para que nos parezcamos más a Jesús. Muchas veces, no recibimos hasta que nuestros corazones han crecido. Piensa en los israelitas. Cuarenta años en el desierto. Qué imagen de refinamiento. Dios quería ser su única adoración y provisión. Ellos, como nosotros, tenían mucho que aprender. Sólo caminando a través de esas largas temporadas de espera podemos ver cómo Dios nos recuerda quién es Él.
“Esperad en el Señor” está escrito 140 veces en las Escrituras. Esperar es algo necesario para los que somos personas de fe, porque nos recuerda que no tenemos el control. Esperar en el Señor tiene un propósito como creyentes, porque es en la espera cuando nuestros corazones aprenden a confiar en el carácter de Dios.
Entonces, ¿qué hacemos en los periodos de espera de nuestras vidas? Nuestra espera debe ser activa. Deberíamos estar persiguiendo a Dios, activos en la oración, inclinándonos hacia lo que Él tiene que decirnos. Para muchos de vosotros, Dios ha plantado la semilla de hacer crecer vuestra familia a través de la adopción, y ahora el Espíritu Santo quiere hacer crecer esa semilla para que dé fruto. Estáis expectantes esperando en el Señor y confiando en Él para que esa semilla dé fruto en vuestra vida. Sin embargo, una semilla debe morir e ir a la tierra antes de que pueda dar fruto. Un agricultor o jardinero espera a que la semilla eche raíces, a que caigan las lluvias, a que la planta florezca y florezca, hasta que finalmente produce el fruto. Las cosas que Dios está haciendo en nuestros corazones y en nuestras vidas no suceden de la noche a la mañana. Éste es un concepto difícil de comprender en nuestra cultura del “microondas”. Pero muchas cosas que son buenas llevan TIEMPO.
Como dice el pastor Steve “Paciencia es esperar con expectación pero sin agravamiento”. Esperar que Dios cumpla tu deseo, pero sin agravarse en el tiempo de espera. Confiando en que Él hace que todo funcione. Confiar en que Él es bueno, que tiene lo mejor para nosotros y que nos ama.
¿Y tú? ¿Esperarás en el Señor expectante y sin agravios? ¿Confiarás en Él? ¿Creerás que Él es realmente bueno y que tiene reservado lo mejor para ti? ¿Dejarás que Él trabaje en tu fe las cosas que te permitirán confiar más en Él? Es trabajo, y llevará tiempo. Porque la espera ES el trabajo.
— Sandi Pickett, Directora Ejecutiva
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